Profesor: Manuela Pérez Moreno
1º BACHILLERATO - Aula: 1 B de Bachillerato
Microrrelato:
La venganza se sirve siempre bien fría
Un buen presentimiento me invadió al despertarme. Mis instintos me susurraban que algo bueno estaba por acontecer. Y por un momento, así lo creí, al salir de casa para comprar el pan como cada mañana, mi vecina Francisca me contó una terrible noticia: la hija menor de la señora Bernarda, Adela, había fallecido. La pobre muchacha, tan joven, tuvo que partir de este mundo. Los rumores del pueblo farfullaban que se había suicidado. Mi anciano corazón no podía soportar el destino de esa jovencita, con toda su vida por delante, víctima de tan cruel destino.
Sin duda, esa misma tarde me pasaría a dar el pésame por la muerte de Adela. Aunque Bernarda creyera que su hija me entristecía, la realidad era otra: todo marchaba según lo planeado.
Bernarda, recuerda las palabras que te pronuncié en el pasado, cuando te casaste con el amor de mi vida, Antonio María Benavides. Su muerte dejó una profunda herida en mi corazón. Bernarda, me lo arrebataste y te lo apropiaste, y juré venganza. Y mira cómo se está cumpliendo.
Pagué a Pepe el Romano con parte de la herencia que me dejó mi padre para que, si en algún momento llegaras a comprometerlo con alguna de tus hijas, que enamorara a una de las que no se irían a casar, para que tú, incapaz de soportarlo, acabaras con su vida. No esperaba que sucediera tan pronto, pero a este paso, Bernarda, te arrebataré todo lo que atesoras, tal como me quitaste a mi Antonio.
Bernarda, ya sabes cómo soy y que nunca olvido. Esto es solo el comienzo, vieja amiga. Pagarás por todo lo que me has hecho.
Obra de referencia:
La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca