Profesor: Glenda Hughes Díaz
1º BACHILLERATO - Aula: D
Microrrelato:
EFÍMERO Y ETERNO.
En el silencio de su mirada, encontré un poema. Cada parpadeo un verso, cada suspiro una
estrofa. En noches como esta la tuve entre mis brazos. Me gustaba cuando callaba, porque sus
ojos hablaban en el lenguaje universal del amor. Y en ese mutismo elocuente, descubrí el eco
de mi corazón, latiendo a su compás.
Nos encontrábamos al borde del mundo, donde el horizonte se perdía en la inmensidad del
mar. Allí, bajo el resplandor de las estrellas, compartíamos silencios que contenían más
verdades que cualquier palabra pronunciada.
En la quietud de la noche, nos envolvía una atmósfera mágica, donde nuestras almas
danzaban al ritmo de una melodía ancestral. No necesitábamos hablar para expresar lo que
sentíamos, pues nuestros corazones se comunicaban en un idioma antiguo y puro.
Cada instante, era un poema sin escribir, una historia de amor que se desplegaba en cada
gesto y mirada. Mientras el viento susurraba nuestros nombres. En ese silencio compartido,
descubrí la belleza de la conexión más allá de las palabras. Éramos dos almas navegando
juntas en el vasto océano del universo, encontrando en el otro el reflejo de nuestro propio ser.
Y entre suspiros y miradas, nos perdimos en un mundo donde el silencio era nuestro cómplice
más fiel. Sus ojos, profundos como el océano, revelaban secretos que solo yo podía
comprender. Porque en el silencio de su mirada, encontré el poema más hermoso y triste que
jamás había leído: el poema de nuestro amor efímero y eterno.
Mirando a ese horizonte que soñábamos nuestro, recordé la última palabra que albergaron
sus labios antes de dejar atrás este mundo que le prometí. Vive.
Comprendí que ya era hora de dejarla ir. No podría aferrarme mucho más a tan solo un
recuerdo de lo que en otro momento fue mi razón de vivir.
Obra de referencia:
El texto está inspirado en los poemas XV y XX de Pablo Neruda.